La extraña desaparición de Lars Mittank.

El 30 de junio de 2014, un ciudadano alemán decidió ir de vacaciones a Varna, Bulgaria, pero nunca regresó a casa. Han sido años de búsqueda, pero la policía no logra dar con ninguna pista que revele información sobre su paradero. Ni siquiera un video captado por las cámaras de seguridad de un aeropuerto han logrado aportar algo de información valiosa al caso.


Lars Mittank tenía 28 años cuando decidió pasar unos agradables días junto a sus amigos. Todos decidieron ir a Varna, un lugar para vacacionar que parece ser una alternativa más barata a muchas islas de fiestas, así que el 30 de junio emprendieron el viaje a lo que sería la aventura de sus vidas.


Apenas llegaron, se alojaron en un hotel todo incluido en Golden Sands y como la fecha coincidió con el Mundial de 2014, pasaron sus días bebiendo y mirando los partidos de fútbol.

Pero a pocos días del inicio del viaje, las cosas comenzaron a ponerse extrañas luego de que Lars y sus amigos, fanáticos del Weder Bremen discutieran con otros hinchas del Bayern Munich. Aunque no fue nada serio, desde ese momento la actitud de Lars empezó a cambiar.

Tras el incidente, los jóvenes fueron a comprar algo para comer a un restaurante, pero Lars prefirió esperar afuera a que la comida estuviese lista. Sin embargo, solo minutos después, cuando sus amigos salieron del lugar, el chico ya no estaba. Pensaron que se había de vuelto solo al hotel, pero cuando llegaron, tampoco estaba por ningún lugar. Finalmente se quedaron dormidos y al día siguiente, cuando despertaron, Lars estaba allí, pero no en las mejores condiciones. Tenía lesiones leves que, según él, habían sido ocasionadas por hombres contratados por los fanáticos del Bayern Munich, con quienes había discutido anteriormente, para que lo golpearan.

Como era el último día de viaje y Lars necesitaba atención médica, sus amigos le ofrecieron postergar la vuelta a casa para acompañarlo. Pero él les aseguró que estaría bien, que vería un médico y que no necesitaba que lo cuidaran. Había decidido quedarse solo por algunos días más. Los chicos se fueron y tal como les había prometido, fue al doctor. Allí le dijeron que tenía un tímpano perforado que requería cirugía. Lars rechazó la cirugía ya que no quería someterse a una operación en un país extranjero y esperaría hasta que llegara a casa. Aceptó una receta de Cefuroxime 500, un antibiótico estándar sin efectos secundarios graves aparte de la náusea promedio, la tos y dolor en las articulaciones, etc.

Posteriormente buscó alojamiento y encontró un hotel que se llamaba “Hotel Color”, un recinto hospitalario que se define como familiar, pero que muchos afirman que está situado en una zona peligrosa y plagada de mercados negros. Además, otros comentarios aseguran que sólo se trata de una fachada para un burdel.


Desde que decidió alojar ahí, todo se vuelve aún más extraño. Lars comienza a ponerse paranoico y llamó a su madre justo antes de la medianoche. Le dijo que se había registrado en el hotel y se había sentido muy incómodo, además le pidió que cancelara su tarjeta de crédito porque le podían robar, y le dijo que debía irse de allí. Lo hizo en mitad de la noche, con todo su equipaje, según confirmó el hotel más tarde.

Horas después hizo un nuevo llamado a su madre, y esta vez le susurró que lo seguían cuatro hombres, pero que había encontrado dónde esconderse. Luego, según las investigaciones, el chico hizo parar a un taxi frenéticamente y se subió, aunque hubiese un pasajero en él. Sin embargo, como el hombre también iba al aeropuerto, no puso problema y ambos llegaron al aeropuerto.

En investigaciones posteriores, la policía entrevistó al pasajero y al taxista que afirmaron que las pupilas de Lars estaban completamente dilatadas. Habrá sido por miedo o por consumo de drogas, Jamás ha sido confirmado.

“¿Qué es CFC 500?” le escribió a su madre más tarde, refiriéndose a los antibióticos que le habían recetado.

Su paso por el aeropuerto fue bastante extraño, y todo quedó registrado en las cámaras de seguridad, lucía desorientado y asustado. Una vez más habló con su madre y ella le dijo que había reservado un vuelo de regreso a casa, pero antes de abordar el vuelo, le pidió a su hijo que fuera a ver a un médico del recinto.


Minutos después, Lars hizo una última llamada a su madre donde le afirmó que aún lo perseguían los hombres y estaba completamente nervioso.

Aun así, obedeció y fue a ver al médico del aeropuerto, quien lo describió como emocionalmente agotado, pues incluso en un momento mientras lo examinaba, un trabajador de la construcción golpeó la puerta del médico para preguntarle si luego podría usar su oficina y Lars salió corriendo aterrorizado de la habitación, dejando su equipaje, su teléfono celular y su pasaporte. De ello dan cuenta una de las últimas imágenes donde se le ve con vida, uno de los pasillos del aeropuerto.

Finalmente buscó una salida y otras cámaras lo grabaron trepando una reja de 2 metros y medio de alto, sin importarle que tuviera alambre de púas. Luego corrió y se perdió entre el área boscosa.


Esa fue la última vez que Lars Mittank fue visto.

Sin embargo, tiempo después, un camionero aseguró haberlo recogido en una autopista el mismo día de su desaparición, versión que no ha podido ser comprobada.

Por ahora, entre las múltiples teorías que existen en torno al caso, una apunta a que uno de los golpes que recibió el chico podría haber dañado su cerebro y no se lo detectaron a tiempo. Y esa era la razón de su paranoico comportamiento, pues no padecía ningún tipo de enfermedad mental. Otra teoría, señala que los médicos que lo revisaron querían vender sus órganos al mercado negro.

Al día de hoy, Lars Mittank sigue siendo una persona desaparecida y hay una recompensa de casi 50 mil dólares para quien de cualquier información real que conduzca a su hallazgo.

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